Es conocido por múltiples estudios observacionales, que los
niveles bajos de HDL colesterol están en
relación con una mayor incidencia de eventos cardiovasculares, considerándose
esto en la actualidad como factor de
riesgo cardiovascular independiente; conseguir elevar esos niveles de HDLc, se
ha convertido en los últimos años en una de las dianas terapéutica mas perseguidas.
Tras el estrepitoso fracaso de la molécula de “torcetrapib” (estudios RADIANCE e ILLUSTRATE)
– primero de los fármacos estudiados que actúan bloqueando “la proteína inhibidora del
transporte de los ésteres de colesterol (CETP)”– que demostró elevaciones
importantes de los niveles de HDLc, pero al mismo tiempo, sorprendió por
ocasionar elevaciones importantes de la morbilidad y mortalidad cardiovascular,
justificados por un incremento de los niveles de aldosterona, endotelina y presión
arterial; los investigadores han encontrado nuevas moléculas de esta familia, el
dalcetrapib y anacetrapib., que actuando sobre la
misma proteína CETP, esperan conseguir elevar el HDLc, sin presentar los indeseables
efectos proaterogenicos y proinflamatorios de su antecesor.
El
año pasado se presentó el estudio Dal-Vessel con el “dalcacetrapid”, en el que
se demostró la seguridad y la tolerabilidad del fármaco, en pacientes de alto
riesgo coronario o con enfermedad coronaria establecida, en tratamiento estándar
correspondiente y con valores LDL en niveles objetivo, concluyendo que el fármaco,
conseguía elevaciones de los niveles de HDLc pero sin alterar la presión arterial,
función endotelial, ni elevar marcadores de inflamación y estrés oxidativo. Todo
quedaba a la espera de los resultados de un nuevo ensayo ya en marcha el “Dal-Outcomes”
para valorar efectos reales sobre morbimortalidad.
Los
resultados de este “Dal-Outcomes” los adelanta esta semana como artículo original el NEJM, el estudio incluye un total de casi 16.000 pacientes
afectados por un síndrome coronario agudo reciente, realizando todos ellos
tratamiento estándar, se rabdomizan a doble ciego, concluyendo que no se obtiene beneficio alguno, sobre los
eventos cardiovasculares estudiados (tasa de muerte por enfermedad coronaria, tasas
de infarto de miocardio, accidente cerebrovascular isquémico, inestable angina …
etc.), a
pesar de la elevación significativa conseguida de los niveles de HDLc. En el artículo
se argumentan varios motivos que podrían justificar esta falta de concordancia
de los resultados, con la supuesta acción beneficiosa del aumento significativo
del HDLc, entre otros, pequeñas elevaciones de la tensión arterial en el grupo
del dalcacetrapid, y también un incremento en este grupo de los niveles de PCR,
que podrían estar denunciando un cierto efecto proinflamatorio de la molécula
no descubierto en estudios anteriores. En cualquier caso, parece que de nuevo
se aleja el tan deseado objetivo de conseguir resultados, actuando farmacológicamente
sobre las lipoproteínas de alta densidad HDL.
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