El naproxeno, esperando resultados del estudio PRECISION.


En la ultima entrada, haciamos referencia a una reunión pendiente de la FDA para valorar la retirada de advertencia de riesgo cardiovascular del naproxeno, pues bien,  "Hemos leido" nos informa estos días, que realizada la reunión se ha deteminado mantener dicha advertencia, pues aunque reconociendo su mejor perfil de riesgo, especialente frente a los "coxib", el riesgo aunque en menor medida, persiste. Tambien nos comentan que la salvedad de riesgo cardiovascular para los AINES cuando se utilizaban a corto pazo que se dió en el 2005, ha quedado sin evidencias tras un estudio publicado el año pasado en Circulation en postinfartados, donde se demostró que su utilizacion en pacientes de alto riesgo debe evitarse aún por cortos periodos de tiempo.

Respecto al estudio PRECISION, se mantiene en marcha esperando que si las conclusiones asi lo demuestran, sirva para conseguir evidencias mas contundentes a favor del naproxeno.

Noticias cortas.




   Más Naproxeno   
El naproxeno es el AINE más seguro y la FDA está valorando retirar la advertencia cardiovascular sobre el naproxeno. En "Hemos leído" se hace un comentario al respecto. Tras la retirada hace 10 años del rofecoxib se puso la lupa sobre los efectos indeseables de los AINEs tanto de los COX-2 selectivos como de los tradicionales. Distintos estudios han ido añadiendo evidencias  sobre la importancia de estos riesgos, el ultimo completado, un metaanalisis publicado en The Lancet en 2013, dejo fuera de duda el alto riesgo cardiovascular que suponen tanto unos como otros incluidos especialmente Diclofenaco e Ibuprofeno, solo el Naproxeno ofreció datos significativos de menor riesgo.
Actualmente sigue  en marcha desde el año 2005 el estudio PRECISION, (no incluye pacientes de la UE donde el Celecoxib  está contraindicado en pacientes con riesgo cardiovascular), sobre la seguridad del celecoxib, en comparación a Iburpofeno y Naproxeno, pero dadas las evidencias  acumuladas en contra de los dos primeros y por tanto el riesgo innecesario de los pacientes sometidos a estos fármacos en el estudio previsto terminar en 2016, el revisor se está planteando la conveniencia de detener el estudio.

 La enfermedad mental (EM) como factor de riesgo cardiovascular 
Circulation presenta un estudio “Mental Disorders Across the Adult Life Course and Future Coronary Heart Disease” en el que se concluye el aumento de riesgo de padecer enfermedad coronaria en aquellas personas que han sufrido algún trastorno mental incluso cuando este se haya sufrido en edad juvenil. El estudio está realizado con más de un millón de ciudadanos suecos evaluados psicológicamente por especialistas en el momento del ingreso al servicio militar entre los años 1950 y 1976 siguiendo la codificación del CIE-8,9 o 10 según el año.
El comentario a este estudio lo hace el Dr. Barreiro Pérez (MIR de Cardiología en el Hospital Universitario Central de Asturias 2009-2014) que nos hace un resumen de las causas que podrían justificar según los autores estos resultados transcribo literalmente, “los pacientes con EM muestran una peor dieta, suelen realizar menos ejercicio físico y tienen un mayor consumo de sustancias adictivas. Por otra parte, suelen presentar un menor nivel socio-económico, educacional y/o de coeficiente intelectual que dificulta su acceso en igualdad de circunstancias a la atención médica, el cumplimiento de las medidas de prevención y la adherencia terapéutica. También hay que tener en cuenta que muchos de los tratamientos psiquiátricos administrados muestran efectos cardiovasculares y metabólicos negativos. Finalmente, existen algunos datos que apuntan como personalidades con altos niveles de estrés favorecen un estado proinflamatorio, y este la aparición de arterioesclerosis. En el editorial acompañante también se incluyen las patologías del sueño frecuentes en estos pacientes como una posible causa”.
Concluyendo  que ante un paciente con posible enfermedad coronaria valoremos con interés sus antecedentes de EM.

Maniobra para reducir la pronación dolorosa del niño.
Esto te lo puedes encontrar en cualquier momento o sitio  y generalmente no en la consulta, quizás en la playa, en la calle,  un niño que llora y no mueve el brazo con un familiar asustado que cree que con el tirón le ha roto algo al niño. “Quid pro quo” nos recuerda el tema  y nos trae una revisión publicada el pasado mes de diciembre en el que se evalúa cual de las dos maniobras recomendadas es más eficaz y menos dolorosa, si la de “supinación forzada del brazo, estirando y rotando la palma hacía arriba al tiempo que sujetamos y flexionamos el codo hasta tocar la mano con el hombro y notamos un “clic” característico, o la alternativa, que es justamente lo contrario, hiperpronando el antebrazo al tiempo que se extiende el brazo”.
Los resultados abalan el éxito de las dos siendo la última la que se mostro más efectiva y menos dolorosa al primer intento. Por cierto en el blog “Quid pro quo” tenéis los enlaces a unos videos ilustrativos del tema.

El sexo, un ejercicio muy saludable.


La actividad física en la actualidad, es sin duda uno de los recursos más valiosos que la medicina actual maneja y valora muy positivamente para mantener la salud del individuo y evitar y prevenir riesgos. La sexualidad  por otra parte es uno de los valores de la persona considerados como importantes cuando definimos un estándar de salud óptimo. Es evidente que la conjunción de ambos conceptos en lo que se entiende como “actividad  sexual”,  es una de las practicas que mas regularmente realiza toda la población a lo largo de su vida. Sería deseable  pues,  que el estudio y conocimiento de esa actividad fuese un objetivo científico de primer orden;  pero obviamente este estudio ha sido y seguirá siendo  muy dificultoso por la propia naturaleza del hecho a observar, no obstante dada  su relevancia en lo que en los últimos años se ha dado en llamar calidad de vida, son varios los grupos que han trabajado sobre este tema.

El último estudio al respecto lo publicaba Antony D. Karelis de Montreal (Canadá) en la revista PLoS One a últimos del pasado año con el título “Gasto energéticodurante la actividad sexual en la pareja sana joven”. En  los pocos estudios anteriores, se estudiaba la variación a lo largo de los distintos momentos de la relación sexual de parámetros como, frecuencia  respiratoria y cardiaca, tensión arterial, ECG y consumo de oxigeno, en un ambiente de laboratorio que incluía electrodos, monitores, manguitos de presión sanguínea, e incluso mascarillas, reproduciendo una situación escasamente  extrapolable a una relación normal de pareja en su entorno habitual,  que es lo que realmente se pretende analizar, por lo tanto las objeciones metodológicas eran muy grandes, resultando escasamente validos los resultados obtenidos.
El grupo de Karelis se planteo el estudio de la actividad sexual en un ambiente natural, sin ninguna interferencia externa a la pareja con el fin tener resultados más concluyentes. El objetivo principal  era medir el gasto energético en kilocalorías como resultado primario y la intensidad (METS) como resultado secundario utilizando un método sencillo, (sin artefactos que interfieran la relación)  y al mismo tiempo preciso para la medición del gasto energético, “el brazalete SenseWear” , durante la actividad sexual de las parejas y compararlo con una sesión de ejercicios simples de resistencia, caminar 30 minutos en una cinta rodante (0% de pendiente) a  65% de la frecuencia cardíaca máxima para tener una mejor comprensión del gasto de energía en kilocalorías, que es una unidad que se utiliza más comúnmente hoy en día por los profesionales de la salud. Se reclutaron  a 21 jóvenes parejas heterosexuales de la ciudad, entre 18-35 años, no sedentaria (> 2 horas a semana de ejercicio estructurado), sin  disfunciones sexuales, con una vida sexual activa (al menos una actividad sexual a la semana), con  una relación amorosa, monógama y estable con su pareja. La actividad sexual se definió como el inicio de los juegos previos, las relaciones sexuales y al menos un orgasmo, ya sea del hombre o mujer y finalizar a discreción de la pareja. Durante un período de un mes, las parejas fueron instruidas para realizar una actividad sexual a la semana en sus hogares. De este modo en un mes, todas las parejas  habían realizado un total de 4 actividades sexuales. Las parejas realizaban sus actividades sexuales habituales y que debían usar  ninguna droga, alcohol o medicamentos para la disfunción eréctil (por ejemplo Viagra) antes de la actividad sexual, así como  no realizar ninguna actividad sexual de tipo parafilico. Instruidos previamente sobre el objetivo del estudio,  todos los participantes completaban  de forma independiente un cuestionario después de cada actividad sexual manifestando sus apreciaciones subjetivas sobre  sensación de fatiga, placer, supuesto consumo energético en comparación del ejercicio de la cinta etc….

Los resultados mostraron un gasto energético de 4 calorías por minuto para los hombres y 3 por minuto para las mujeres, en las sesiones que se extendieron desde 10 hasta 57 minutos, incluyendo los juegos preliminares. (El promedio fue de 25 minutos.) Los hombres quemaron alrededor de 9 calorías por minuto y las mujeres trotar alrededor de 7. Estos resultados clasifican la actividad sexual  como "ejercicio moderado", demostrando una actividad de 6-MET para los hombres y de de 5,6 MET para las mujeres. Eso es el equivalente, según diversas estimaciones, a jugar un partido de dobles  tenis o caminar a paso rápido o ligeramente cuesta arriba, bailar …etc. El jogging sobre la cinta en comparación, era más intenso, Tanto el gasto y la intensidad energética fueron significativamente mayores durante la sesión de ejercicios de 30 minutos que la actividad sexual, una actividad de 8,5 MET para los hombres en el estudio y 8,4 para las mujeres. Cabe señalar que no se observaron diferencias entre hombres y mujeres para la percepción del gasto de energía, el esfuerzo, la fatiga, y el placer.
Estos resultados sugieren que la actividad sexual potencialmente puede considerarse, como un ejercicio significativo. Por otra parte, tanto los hombres como las mujeres informaron de que la actividad sexual era una muy agradable y más apreciada que la sesión de ejercicios de 30 minutos en la cinta. Por lo tanto, este estudio podría tener implicaciones para la planificación de los programas de intervención como parte de un estilo de vida saludable por los profesionales de la salud El nivel de intensidad de la actividad sexual en el presente estudio puede proporcionar a los profesionales de la salud una mejor comprensión sobre el riesgo potencial para el infarto de miocardio en pacientes cardíacos ya que este tema parece ser una preocupación en el campo de la medicina.