Algo sobre cigarrillos electrónicos y salud.


Resultado de imagen de the health effects of e cigarettesLos cigarrillos electrónicos (e-cigarrillos), son dispositivos que  producen un aerosol calentando un líquido compuesto por  un disolvente (glicerina vegetal, propilenglicol, o una mezcla de éstos), uno o más aromas y nicotina, aunque la nicotina se puede omitir. La evaporación del líquido en el elemento de calentamiento es seguido por un enfriamiento rápido para formar un aerosol. Este proceso es fundamentalmente diferente de la combustión del tabaco, y por lo tanto la composición del aerosol de los e-cigarrillos y el humo de tabaco es bastante diferente. El aerosol se inhala (vapea) mediante una boquilla. Cada dispositivo incluye una batería, un depósito que contiene el líquido, y una cámara de vaporización con el elemento de calentamiento.


La capacidad de alcanzar en 5 minutos concentraciones máximas de nicotina en suero, unido a la similitud del dispositivo, da como resultado una experiencia para el usuario, que está más cerca de consumo de cigarrillos que las formas de terapia de reemplazo de nicotina (chicles y parches) que han sido aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA). No obstante los estudios actuales sobre la eficacia y salubridad de este producto son muy pocos, en parte por ser un producto qua se ha comenzado a utilizar en occidente hace muy pocos años (se patentó en China en 2003) y también porque el éxito previsto, ha ocasionado una proliferación de marcas y productos saborizantes y aromatizantes que impiden homologar estudios y dispositivos.
En base a su utilización como terapia sustitutiva este nuevo producto es defendido por  una parte de la comunidad científica en base a una cierta "reducción de daños", en comparación con el consumo de tabaco, mientras otros se alinean en  el llamado “principio de precaución “, que se basa en una filosofía que evita la adopción de un nuevo producto cuando se desconocen los efectos a largo plazo de ese producto.
Datos epidemiológicos de uso en EEUU indican un aumento exponencial de su uso, que ha pasado del 1,8% en 2010 de la población al menos en una ocasión lo habían  utilizado al 13% en 2015 correspondiendo dos tercios a fumadores habituales y  un tercio eran, o no fumadores o exfumadores, muy especialmente entre los jóvenes, en los menores de 18 años de edad su utilización no está motivada por el deseo de abandonar el habito tabáquico sino por el deseo de disfrutar una nueva experiencia.  Esto es preocupante, pues los datos recientes sugieren que el consumo de cigarrillo electrónico  entre los más jóvenes, puede estar asociado con un mayor riesgo de fumar tabaco posteriormente, en un momento en el que parece que estaba disminuyendo este habito entre los jóvenes. En otras palabras, el cigarrillo electrónico pude convertirse en puerta de entrada a un consumo habitual de tabaco posterior.
En cuanto a la eficacia de los cigarrillos electrónicos como ayuda para dejar de fumar los estudios ya se ha comentado que son limitados y sus resultados contradictorios. El ensayo clínico más grande hasta la fecha, 657 fumadores en Nueva Zelanda fueron asignados al azar para recibir la nicotina de los cigarrillos electrónicos (con cartuchos que contienen de 10 a 16 mg de nicotina por mililitro), parches de nicotina, o cigarrillos electrónicos sin nicotina. A los 6 meses, la verificado tasas de abandono fueron del 7,3% con nicotina de los cigarrillos electrónicos, 5,8% con parches de nicotina, y el 4,1% los cigarrillos electrónicos sin nicotina -  estas diferencias no fueron estadísticamente significativas.
En cuanto a los efectos positivos o negativos resultado del manejo de estos dispositivos y de la  inhalación de los aerosoles del cigarrillo electrónico se hacen las siguientes consideraciones.
La glicerina vegetal y el propilenglicol  junto con muchos de los aromas incluidos en los líquidos diluyentes, son comúnmente utilizados como aditivos alimentarios y son considerados como seguros para la ingestión oral; sin embargo, los datos sobre la seguridad de inhalación a largo plazo de estas sustancias se limitan a los estudios en animales que parecen demostrar que el nebulizado produce alteración en el epitelio bronquio alveolar así como aumenta el riesgo de infección respiratoria. Sobre la salud humana se especula que el uso de cigarrillos electrónicos en lugar de los cigarrillos de tabaco, puede estar asociada con una mejoría tanto a corto como a largo plazo, pero los datos clínicos y epidemiológicos sobre los resultados de salud aún no están disponibles. En general, los estudios de sustancias potencialmente tóxicas en aerosol de los cigarrillos electronicos han demostrado que una serie de dichas sustancias están presentes, incluyendo algunos carcinógenos conocidos o sospechosos, tales como formaldehído y acetaldehído, aunque estos compuestos se encuentran en concentraciones sustancialmente más bajas en el aerosol que en el humo de los cigarrillos de tabaco. En cuanto los cigarrillos electrónicos que contienen nicotina, conocido es su efecto adictivo, y el uso por parte de personas que no consumen tabaco tiene claramente como efecto adverso de la promoción de la adicción a la nicotina. Es reconocida la influencia negativa que tiene la nicotina en el desarrollo prenatal y las consecuencia cognitivas conductuales en el niño y adolescente. Más allá de sus propiedades adictivas, a corto plazo o largo plazo la exposición solo a la nicotina en los adultos no se ha establecido como peligrosos. Estudios de salud asociados con el uso de “snus”, una versión húmeda de tabaco muy utilizado en Suecia, no ha manifestado ninguna asociación con la incidencia de cáncer o infarto de miocardio.
Otros problemas derivados han sido la ingestión de líquidos con nicotina utilizados en los e-cigarrillos por niños pequeños pues aunque las manifestaciones de la toxicidad de la nicotina - tales como náuseas, vómitos, dolor de cabeza y mareos - son generalmente leves,  la ingestión por un niño de un total de 10 -ml botella o 20 ml puede ser letal. También, aunque han sido raros se han dado casos de lesiones causadas por la explosión de un dispositivo de e-cigarrillo, pero no es claro si estos eventos fueron causados por un uso inadecuado.
En conclusión algunos estudios sugieren que fumar cigarrillos electrónicos puede ser menos peligroso que fumar cigarrillos convencionales, pero aún queda mucho que aprender; pues también es probable que presenten riesgos para la salud que no estarían presentes si no se utilizase ninguno de estos productos. Se necesita más investigación para comprender la eficacia de los cigarrillos electrónicos como una herramienta para dejar de fumar, para identificar los riesgos sanitarios del consumo de cigarrillo electrónico, y para hacer estos productos lo más seguro posible.
Articulo original en el NEJM de esta semana. The Health Effects of Electronic Cigarettes

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