Se publica el IMPROVE-IT.

El estudio IMPROVE-IT  del que se adelantaron resultados a últimos del año pasado, durante las sesiones científicas de la American Heart Association, celebradas en Chicago (EE. UU.) y que levantaron tantas expectativas respecto al tratamiento  y prevención de los pacientes con alto riesgo cardiovascular, ha sido presentado de forma definitiva esta semana en la revista NEJM.
De la importancia y primeras controversias surgidas tras la primera toma de contacto con los resultados del trabajo, ya nos hicimos eco en el blog hace unos meses, ahora con su publicación, suponemos que se reactivará de nuevo la polémica, centrando las críticas de sus detractores, partidarios de la teoría estatinocentrista, en las limitaciones del estudio que reconocidas por los propios autores, hay que aceptar que no son baladí y permiten cuestionar razonablemente  los resultados, por lo  que suponemos que las espadas se mantendrán en alto y ninguna de las partes cederá en sus pretensiones,  y las guías de practica clínicas no variaran sus recomendaciones manteniéndose las diferencias dependiendo  de las afinidades de las asociaciones patrocinadoras.
Esta son las limitaciones que los propios autores reconocen y que según parece, hacen que sus conclusiones no se puedan admitir como definitivas:
_En primer lugar, se evaluaron los pacientes que habían sufrido un síndrome coronario agudo, y los resultados son más relevantes para esa población. Sin embargo, el período de tratamiento se extendió durante un promedio de 6 años, y las diferencias entre los dos grupos de tratamiento surgieron después de 1 año, momento en el cual la mayoría de los datos eran de pacientes en la fase crónica de la enfermedad.
­‑En segundo lugar, se han utilizado 40 mg y 80 mg de simvastatina como tratamiento de base de estatinas (clasificado como terapia "moderado" e "intensiva", respectivamente) con un límite superior para el nivel de colesterol LDL al inicio del estudio para asegurarse de que este régimen de estatinas sería probable para reducir los niveles de colesterol LDL a menos de 70 mg por decilitro (en promedio), como se recomienda en el momento de la inscripción de pacientes en el ensayo.  Aunque estudió solamente este régimen, los datos actuales indican que la misma relación entre la reducción de LDL los niveles de colesterol y el beneficio clínico se ve a través de diferentes estatinas y dosis de estatinas.  Es posible, como otros han sugerido, que podrían haberse visto mayores beneficios de ezetimiba, si los niveles de colesterol LDL basal hubieran sido mayores.
‑Por último, el 42% de los pacientes interrumpió la medicación del estudio por cualquier razón antes de tiempo, con una proporción igual en los dos grupos. Esta tasa de aproximadamente un 7% por año es similar o mejor que la que se consigue en algunos estudios previos,  pero este ensayo tuvo una muy larga duración de seguimiento. No obstante, nos encontramos con un beneficio significativo; si la adhesión hubiera sido mayor, se podría anticipar que elbeneficio clínico podría haber sido mayor también.
Sin duda la utilización de simvastatina, estatina considerada en la actualidad de potencia moderada en lugar de compararlo con las más potentes atorva o rosuvastatina es un hándicap insuperable que pesará  negativamente a la hora de valorar los resultados.
También el  abandono de de un 42% de los participantes, causa una merma importante en la potencia estadísticas que seguramente desde un análisis crítico, dejara al descubierto sesgos que servirán de argumentos para no abalar los resultados.
El propio NEJM editorializa sobre el tema, reconociendolo como el primer ensayo clínico que demuestra  un beneficio con la adición de un agente modificador de los lípidos sumado a la terapia con estatinas y aceptando que estos resultados ofrecen importantes esperanzas  a los pacientes que tienen efectos secundarios inaceptables con las estatinas y para aquellos que no pueden lograr la reducción suficiente de LDL con un tratamiento adecuado con estatinas.
Estaremos al tanto de los próximos comentarios sobre este importante estudio y sus repercusiones.

El Oxigeno no siempre es bueno.


El Oxígeno se administra comúnmente en la fase pre-hospitalaria y temprana en el hospital a todos los pacientes con infarto de miocardio con elevación del ST (STEMI) esten hipóxicos o normóxicos, a pesar de que hay estudios que sugieren un posible aumento de la lesión miocárdica debido a la vasoconstricción coronaria por un estrés oxidativo aumentado.

Efectivamente tras el primer informe sobre la utilidad del oxígeno suplementario para la angina, allá por el año 1900, la oxigenoterapia ha sido de uso común en el tratamiento inicial de los pacientes con infarto de miocardio con elevación del ST  (STEMI) aunque su saturación en sangre sea correcta. Esto se basa en la creencia de que el oxígeno suplementario puede aumentar el aporte de oxígeno al miocardio isquémico y por lo tanto reducir la lesión miocárdica, avalado por estudios de laboratorio que demostraban el aparente beneficio de oxígeno hiperbárico, mediante análisis de sus niveles intracoronarios. Distintos ensayos clínicos no concluyentes han mostrado resultados discordantes respecto a la supuesta bondad del Oxigeno utilizado en pacientes con STEMI normoxomicos.
Recordemos que las guías de práctica clínica actualmente recomiendan la oxigenoterapia en pacientes con STEMI sin complicaciones y con saturación de oxígeno inferior al 90-95% (según guías) pero no existen recomendaciones en pacientes normóxicos ya que la evidencia como comentamos es escasa y contradictoria (ESC 2012: Se debe administrar oxígeno (mediante mascarilla o gafas nasales) a los pacientes que tengan disnea, que estén hipóxicos  SaO2<95, o a los que tengan insuficiencia cardiaca. Sigue siendo controvertido si es conveniente administrar oxígeno sistemáticamente a los pacientes sin insuficiencia cardiaca o disnea. Es de gran ayuda la monitorización no invasiva de la saturación de oxígeno a la hora de decidir la necesidad de administrar oxígeno o asistencia respiratoria), (ACCF/AHA 2013: Existen pocos datos para apoyar o refutar el valor del uso rutinario de oxígeno en la fase aguda de STEMI, y se necesitan más investigaciónes. Un análisis Cochrane combinado de 3 ensayos mostró a 3 veces más riesgo de muerte en pacientes con IM agudo confirmado tratados con oxígeno que para los pacientes con infarto agudo de miocardio que respiraron el aire ambiente. La terapia de oxígeno es adecuada para los pacientes que son hipoxémica (saturación de oxígeno <90%) y pueden tener un efecto placebo saludable en otros. El Oxígeno suplementario puede, sin embargo, aumentar la resistencia vascular coronaria. El oxígeno se debe administrar con precaución en pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica y retención de dióxido de carbono). A pesar de sus potenciales efectos fisiológicos adversos, oxígeno suplementario se sigue administrando a casi 90% de los pacientes con sospecha de IAM estén o no bien saturados.

Esta semana pasada la revista Circulation en linea con esta controversia, publica un ensayo multicéntrico, prospectivo, aleatorizado y controlado comparando resultados de pacientes a los que se les aplico oxígeno (8 L / min) y otros pacientes tratados sin oxígeno suplementario, todos ellos con STEMI diagnosticado con electrocardiograma de 12 derivaciones. De 638 pacientes asignados al azar, 441 fueron STEMI confirmados. El objetivo primario fue valorar la evolución del tamaño del infarto medido por enzimas cardiacas, troponina (TnI) y creatinkinasa (CK). Los objetivos secundarios incluyeron reinfarto, arritmias cardiacas y tamaño del infarto medido por resonancia magnética (RM) a los 6 meses.
Resultados: Respecto a la Troponina el pico medio fue similar en los dos grupos. No obstante hubo un aumento significativo en el pico medio de CK en el grupo de los tratados con oxígeno en comparación con el grupo sin oxígeno (1.948 U / L vs. 1.543 U / L; significa ratio,1,27; 95% CI, 1,04 a 1,52; P = 0,01). También hubo un aumento en la tasa de infarto recurrente en el grupo de oxígeno en comparación con el grupo sin oxígeno (5,5% vs.0.9%, P = 0,006) y una aumento de la frecuencia de arritmias cardiacas (40,4% vs. 31,4%; P = 0,05). A los 6 meses el grupo tratado con oxigeno tenía un aumento en el tamaño del infarto de miocardio en CMR (n = 139; 20,3 gramos vs. 13,1 gramos; P = 0,04).
Conclusiones
La terapia de oxígeno suplementario en pacientes con STEMI, pero sin hipoxia puede aumentar la lesión miocárdica temprana y se asoció con un mayor tamaño del infarto de miocardio evaluados
a los seis meses.
El estudio tiene limitaciones y alguna paradoja ( se valora la elevacion de las CK a pesar de que la troponina, enzima más sensible de necrosis no aumenta) y sera necesario como siempre en estos casos aumentar el numero de ensayos y de pacientes, y que la evidencia sea lo suficientemente fuerte para que las sus conclusiones se eleven a definitivas.