Hoy, nos acercamos a un tema espinoso y discutido por todos los
que no aceptan las directrices de las poderosas sociedades científicas, dictadas en ocasiones por “popes” aupados por compañías farmacéuticas
con intereses muy concretos, que presentan esas directrices como dogma de fe, siendo rechazadas por esos que
buscan mas allá, evidencias científicas que las justifiquen. Uno de los paradigmas de esta diatriba es sin duda, las cifras recomendadas
en tensión arterial, a partir de las cuales se debe de intervenir farmacológicamente.
Tema manido y sin resolver todavía, muy
importante y controvertido por los
millones de de personas y de dólares/euros que entran y salen de una situación
presuntamente patológica unos y de las cuentas de resultados los otros, cada
vez que suben o bajan mínimamente los guarismos.
Dos artículos sobre
el tema encontramos estos días en la literatura médica que podrían complementarse,
uno de ellos nos viene de la mano del “Rincónde Sísifo”. Se trata de un articulo totalmente crítico y escéptico con cifras de intervención
a la baja, lo publica el JAMA Intern Med
con el título “Valores objetivo en HTA:
historia de un despropósito” nos describe
como “enredos de la industria farmacéutica” apoyada en expertos “bizcochables”
ha conseguido que se mantengan unas
cifras objetivos de tensión arterial que están al margen de las evidencias. El
autor va desgranando citas que lo demuestran. La opinión hace ya 20 años de
expertos sobre la repercusión de incluir cifras límite de 140 mm Hg, a partir de las cuales estaría
indicada la intervención farmacológica, con incremento exponencial del gasto y
escasos beneficios nunca demostrados, salvo en las cuentas de resultados de
algunas empresas, La cuestión se ha mantenido viva y nuevos estudios dan pie a esta permanente
desconfianza. La guía NICE sugiere que se oferte tratamiento farmacológico a
las personas <80 años con una hipertensión de grado 1 (presión arterial
<160 mm Hg/100 mm Hg) sólo si presentan afectación de órganos diana,
enfermedad cardiovascular establecida, enfermedad renal, DM y/o un riesgo cardiovascular
a 10 años ≥20%. Una revisión de 2012 de la Cochrane sobre Farmacoterapia de la
hipertensión leve, concluyó que los
fármacos utilizados en el tratamiento de las personas adultas -por otra parte
sanas- con HTA leve (PS 140-159 mm Hg y/o PD 90-99 mm Hg), es decir en prevención primaria, no habían
demostrado disminuir la morbilidad ni la mortalidad en ensayos clínicos
aleatorizados. El autor después de ofrecer muchos más ejemplos de desencuentros
entre opiniones y consejos de instituciones más o menos independientes y de
otras no tanto y con intereses cruzados con la industria farmacéutica concluye: “a la vista de la montaña de
evidencia sobre el despilfarro y los daños ocasionados, es hora de que volvamos
al nivel de 160/100 mm Hg para tratar con fármacos la HTA en personas sanas”
El segundo artículo que enlaza con este anterior sobre las
cifras de hipertensión, nos lo tae el blog de la SEC “Cardilogia hoy” donde el Dr.Fácila nos presenta un metaanalisis
publicado en la revista Heart con el
título: “Los objetivos de presión
arterial en pacientes con cardiopatía isquémica: Observaciones de los efectos tradicionales y bayesiano en un meta-análisisde ensayos aleatorios. El articulo hace una introducción al hilo de lo
comentado anteriormente, reconociendo
que las cifras límite marcadas por las directrices actuales del Joint National
Committee-7, tiene un nivel de evidencia basado solo en la opinión de los
expertos, 140/90 para pacientes sanos y una meta más agresiva de
<130/80 mm Hg en los pacientes con enfermedad coronaria. El metanalisis pretende
evaluar los objetivos de presión arterial en pacientes con enfermedad coronaria a partir de la base de
datos PUBMED, EMBASE y CENTRAL , se incluyeron en el análisis a 15 ECA que
reclutaron 66.504 participantes, valorando
como resultados de eficacia los siguientes end points: mortalidad por todas las
causas, mortalidad cardiovascular, infarto de miocardio, accidente
cerebrovascular, angina de pecho, insuficiencia cardiaca y revascularización. Los
resultados obtenidos sugieren que en los
pacientes con enfermedad coronaria, un control estricto de la PA sistólica ≤ a
135 mm Hg y, posiblemente, a ≤ 130 mm Hg se asoció con una reducción modesta en
el accidente cerebrovascular y la insuficiencia cardiaca, pero a expensas de la
hipotensión frecuente. También tener la PA más baja fue mejor, aunque no tan
consistente para el infarto de miocardio, apoplejía, insuficiencia cardiaca y
angina. Añaden que se necesitan ensayos adicionales para demostrar estos
hallazgos.
Si tenemos en cuenta que en muchos de
estos paciente se manejaron fármacos como los IECAS que además de efectos sobre
la tensión arterial tienen un beneficio directo sobre los end points
seleccionados, podríamos subrayar el calificativo de “modestos” que utilizan
los autores para definir los resultados de ese control riguroso de la tensión arterial
y que aún tratándose de pacientes ya gravemente enfermos, en prevención secundaria
siguen siendo resultados poco definitivos y que como indican los autores precisan
de mas ensayos.
A partir de aquí cada uno que interprete
las evidencias como crea conveniente, o como decía el otro: el que quiera entender, que entienda.
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