Ya se veía venir y lo anunciamos en una de nuestras
recientes anotaciones, que la nueva y muy novedosa en planteamientos guía americana sobre dislipemia para la prevención
de la enfermedad cardiovascular, iba a ser polémica y dar mucho que hablar; criticada por confusa,
difusa y profusa, los cardiólogos europeos mantienen y defienden los criterios
de tratamiento “por niveles objetivos de LDL colesterol” de la vigente guía europea
y critican de falta de evidencia en las recomendaciones de la americana, que
basa el tratamiento en el manejo prácticamente
exclusivo de estatinas de alta o moderada potencia según los niveles de riesgo,
aplicando una “calculadora de riesgo cardiovascular” con tablas muy “sui generis”, que según expertos independientes sobreestima
el riesgo y desde luego no es homologable para la población de nuestro
entorno europeo. Son incluso algunas de
las sociedades médicas americanas - hasta ahora lo ha explicitado la de endocrinología - las que tampoco suscriben las
directrices de esta guía mostrando públicamente su desacuerdo. Algunos artículos
de opinión de cardiólogos españoles nos
informan y hacen comentarios al respecto sobre el tema, uno reciente que además creo es muy acertado al reflejar también la sensación
de desconfianza que en los últimos años sentimos respecto a las guías
de práctica clínica en general y que
enlaza en parte con la última anotación de nuestro blog , es el articulo del Dr.Eduardo Alegría Ezquerra , un articulo corto, sencillo y sincero e interesante,
que creo merece la pena leer completo y que resume de forma clara lo que
pensamos muchos médicos.
Se ha publicado esta semana en la sección “Comentarios” de la revista BMJ, un pequeño artículo escrito por un médico general, el Dr. Des Spence de Glasgow, en el que nos alerta de los serios problemas que la manipulación de lo que aceptamos como “Medicina Basada en la Evidencia” (MBE) - referente y paradigma del buen hacer medico, científico y responsable - puede ocasionar, está ocasionando ya, en la prescripción farmacéutica a nivel global. Para el Dr Des Spence, el desarrollo de la MBE como limpia e incontestable referencia metodológica de progreso y mejora continua del conocimiento en los distintos campos del diagnostico y la terapéutica, se ha contaminado. La Industria Farmacéutica, tan castigada en la década de los 90 por las exigencias de esta nueva forma de trabajar, transparente, libre de interferencias e intereses comerciales, científica e independiente, que exigía pruebas y datos incontestables reduciendo el colorido y hortera material promocional manipulado y fácil de los laboratorios a peroratas fútiles, aprendió pronto la lección y vió en esta metodología con su rigor y excelencia, una oportunidad más que una amenaza, dándose cuenta enseguida que “una publicación en una revista de prestigio, valía más que miles de representantes comerciales” y en pocos años ha conseguido que sus largos tentáculos llegasen cargados de millones a los mas sacrosantos reductos del conocimiento y de la experimentación. Ensayos clínicos, revistas de prestigio, promotores de guías y protocolos, presentados tras una aureola de MBE han propiciado la aceptación de diagnósticos de enfermedades que no son tales, ampliado la edad de los grupos de riesgo, disminuido los niveles ideales de valores bioquímicos y de constantes, consiguiendo con ello que todos nos sintamos enfermos, y ampliar así extraordinariamente las indicaciones de los fármacos, potenciando al extremo una polifarmacia supuestamente basada en la evidencia que no responde a una verdadera carga de enfermedad, y multitud de programas de cribado y detección y diagnostico precoz de enfermedades que en muchos casos solo han traído sobrediagnostico, gasto innecesario y sufrimiento.
¿Cuántas personas se preocupan de demostrar que la investigación está contaminada, que es un fraude, que los diagnósticos están manipulados o son falsos, los datos solo están valorados a corto plazo, los cuestionarios no están validados, y los resultados son estadísticamente significativos pero clínicamente irrelevantes?
El autor responde a estas duras preguntas de forma negativa alegando que “frente a los millones que la industria se gasta cada año en promocionar su corrupta investigación clínica…. los críticos están desorganizados, solo tienen pancartas y un par de rotuladores para promover su mensaje, que nadie quiere escuchar por tedioso y pesimista”
Sin duda es un artículo corto, de opinión, que representa el juicio de su autor y no presenta datos, ni ningún material ni siquiera argumentos objetivos en los que base algunos de sus supuestos fraudes, un artículo de los muchos sobre el tema que incita a la polémica que creo necesaria y conveniente aunque solo sea como elemento epistemológico que mantenga una adecuada dialéctica de contradicción que depure protocolos, consejos, guías… etc que afectan a tantos millones de personas y que mueven un caudal ingente de recursos y esfuerzos no solo económicos. Sin duda en la declaración de conflictos de intereses la gran mayoría de los que no los reconocen, no mienten y su afán en la investigación es buscar honradamente la verdad y el beneficio de todos, pero en el mundo en que vivimos hoy la necesidad de ser un consumidor escéptico debe de aplicarse también a los médicos y su conocimiento, un escepticismo sano y critico que se debe de comenzar a estimular desde los cursos de formación en las facultades y escuelas de medicina.
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