Este es un paciente varón de 55 años, portador de sonda vesical por retención urinaria secundaria a HBP, ha sido diagnosticado de TBC pulmonar, le inician tratamiento antituberculostático con Isoniazida, Rifampicina, Pirazinamida y Etambutol, lleva casi 1 mes de tratamiento, y acude a urgencias porque notó un color naranja en la orina, que opinan ustedes........
Ante el cambio de
sonda en un paciente, no se recomendaba antibiótico profiláctico de forma
habitual y que sería necesario considerar el tratamiento con antibiótico para
los pacientes que:
- Tuviesen
antecedentes de ITU después de un cambio de sonda.
-Hubiesen experimentado un traumatismo
durante el cambio de la sonda.
Siendo recomendaciones generales para este tipo de
actuaciones las siguientes:
- El catéter debe
introducirse en condiciones asépticas (Grado de recomendación , GR, B)*.
-Debe reducirse al
mínimo el traumatismo uretral con el uso de lubricantes adecuados y un catéter
de calibre lo más pequeño posible (GR B)*.
-El sistema debe
permanecer cerrado. (GR A)*.
-La duración de la
cateterización debe ser la mínima (GR A)*.
-Los beneficios de
los antibióticos profilácticos y sustancias antisépticas no han sido
establecidos, por lo tanto, no se recomiendan (GR A)*.
-Hay poca evidencia que sugiera que la
profilaxis antibiótica disminuye la bacteriuria en pacientes con sondaje
intermitente, por lo tanto, no se recomienda (GR B)*.
La
esteatosis hepática NO alcohólica (EHNA)
es más común que la enfermedad alcohólica debido al aumento de la prevalencia
de la obesidad.
Es
la causa más común de anomalías en las pruebas de función hepática.
La
prevalencia mundial es aproximadamente del 20% en la población general y del 70%
en los pacientes con DM2. El primer estadio de la enfermedad se reconoce cuando
el contenido de tejido adiposo sobrepasa el 5% del volumen hepático. La
esteatosis simple es benigna en cuanto al riesgo de progresión a una enfermedad
hepática más avanzada, pero dada su alta prevalencia, representa una causa
importante de cirrosis.
La
esteatohepatitis NO alcohólica (ENA),
que es el siguiente estadio de la enfermedad, sobreviene cuando la inflamación
se mantiene y la prevalencia en la población es del 3-5%; estos pacientes
tienen mayor riesgo de desarrollar fibrosis hepática, cirrosis y carcinoma
hepatocelular.
La
obesidad es el mayor factor de riesgo para desarrollar EHNA. Ser varón, y tener
historia familiar de DM2 también está asociado a la enfermedad, sin importar el
índice de masa corporal. Existe evidencia de una predisposición genética para
acumular grasa hepática a través del gen PNP3A (cribado no recomendado). En
términos estrictos, la EHNA sólo debe ser diagnosticada en personas que NO
consuman alcohol o que lo hagan en cantidades mínimas (ingesta diaria <20 g (2.5 unidades) en mujeres y <30 g (3.75 unidades) en hombres). Deben
considerarse también las causas raras de hígado graso (drogas, incluyendo
amiodarona, diltiazem, esteroides, tamoxifeno y terapia antiretroviral;
nutrición parenteral total; pérdida severa de peso tras un bypass yeyunoileal o
gástrico; lipodistrofia), haciendo una correcta anamnesis.
Muchos
pacientes con EHNA serán obesos o tendrán sobrepeso, asintomáticos y con
pruebas hepáticas normales. Como la EHNA puede tener un curso benigno y
asintomático y no existe evidencia acerca de intervenciones efectivas, no hay
razones para realizar cribado. La condición se sospecha cuando los resultados
de las pruebas hepáticas (analítica de rutina) son levemente anormales: ligero
aumento de la GGT y niveles de ALT más
altos que los de AST (en la ENA y en la hepatitis alcohólica pasa lo
contrario). La GGT y la ALT están más asociadas con el hígado graso visto en la
ecografía (ecogenicidad hepática aumentada) y en la RM.
Cuando
se sospecha la EHNA (antecedentes personales, relación AST:ALT y/o ecografía)
se aconseja al paciente hacer cambios en el estilo de vida y debe repetirse la
analítica en 3-6 meses. Se aconseja el cribado para DM2. Cuando hay aumento
moderado de las transaminasas (1-3 veces por encima del límite normal, AST < ALT) y la información disponible (peso,
lípidos, HbA1C, historia familiar de DM2, ingesta de alcohol) sugiera EHNA, se
repite la analítica nuevamente en 2-3 meses (aconsejando sobre los cambios de
vida) y haciendo un diagnóstico diferencial con patologías hepáticas más
comunes (víricas, autoinmunes, hemocromatosis, hepatitis iatrogénica). Si
persisten las transaminasas aumentadas (3 veces por encima de lo normal, AST < ALT) o el aumento adicional de la ALP, trombocitopenia
o la aparición de signos de hipertensión portal se considerará remitir al
especialista.
La
ecografía hepática no aporta ningún beneficio y no se recomienda a la hora de
hacer el diagnóstico. Para la mayoría de los pacientes con sospecha o
diagnóstico de EHNA, la clave del tratamiento es bajar de peso (dieta y
ejercicio).
El
tratamiento con estatinas es seguro en pacientes con EHNA y no debe evitarse.
Una imagen que nos ayuda a tener una noción básica sobre el virus del ébola.
Estos días recibí comentarios sobre las imágenes, que éstas no se veían bien, recomendamos hacer click en la entrada del tema; asimismo, podemos leer las reseñas completas y luego hacer click en la imagen para poder verla mejor.
Este es un pequeño caso clínico actual del servicio de Neumología del CAULE, es una paciente de 50 años que acude por un cuadro de hemoptisis masiva que se logró controlar a través de una embolización por radiología intervencionista, como antecedente importante tiene bronquiectasias, la radiografía y el antecedente ayuda a acercarnos al diagnóstico... espero sus comentarios.
Además, existe una relación directa entre la edad en la que se consume esta droga y la incidencia del infarto, ya que mientras la presencia de éstos en la franja de edad de 35 y 44 años es del doble que entre los no consumidores, en las personas de 45 a 54 años se triplica y en la de 55 a 64 años se quintuplica.España es, después del Reino Unido, el país europeo con mayor prevalencia de consumo de cocaína entre los 15 y los 64 años de edad y es que un 8,3% la ha consumido alguna vez.La poliadicción a distintas sustancias es un problema común entre los pacientes que presentan trastornos a causa del consumo de drogas. Tras el estudio se detectó que de los pacientes que eran hospitalizados con trastornos por consumo de cocaína, un 58,9%% eran adictos al tabaco, un 50,3% al alcohol, un 35,7% al cannabis y un 33,1% a los opiáceos.
El Dr. Miguel Gili Miner, autor del estudio, explica que, “el consumo simultáneo de cocaína y tabaco aumenta la frecuencia cardíaca, la energía de contracción y la presión arterial, incrementando la demanda de oxígeno mientras, a causa de la vasoconstricción, disminuye el aporte de oxígeno. Por otro lado, el consumo simultaneo de cocaína y alcohol produce cocaetileno que potencia los efectos tóxicos de la cocaína y bloquea las terminaciones nerviosas” y concluye que, “lo ideal sería tratar al paciente con intervenciones breves o mediante la deshabituación de sus adicciones en centros especializados, incluyendo el tabaco, ya que se ha demostrado que estas actividades son eficaces en la prevención de nuevos casos de infarto agudo de miocardio”,
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