¿La MBE en el banquillo?


Se ha publicado esta semana en la sección  “Comentarios” de la revista  BMJ, un pequeño artículo escrito por un médico general, el Dr. Des Spence  de Glasgow, en el que nos alerta de los serios problemas que  la manipulación de lo que aceptamos como  “Medicina Basada en la Evidencia” (MBE) - referente y paradigma del buen hacer  medico, científico y responsable -   puede ocasionar, está ocasionando ya, en la prescripción farmacéutica a nivel global. Para el Dr Des Spence, el desarrollo de la MBE como limpia e incontestable referencia metodológica de progreso y mejora continua del conocimiento en los distintos campos del diagnostico y la terapéutica, se ha contaminado. La Industria Farmacéutica, tan castigada en la década de los 90 por las exigencias de esta nueva forma de trabajar, transparente, libre de interferencias e intereses comerciales, científica e independiente, que exigía  pruebas y datos incontestables reduciendo  el colorido y hortera material promocional manipulado y fácil de los laboratorios a peroratas fútiles, aprendió pronto la lección y vió en esta metodología con su rigor y excelencia, una oportunidad más que una amenaza, dándose cuenta enseguida que “una publicación en una revista de prestigio, valía más que miles de representantes comerciales” y en pocos años ha conseguido que sus largos tentáculos llegasen cargados de millones a los mas sacrosantos reductos del conocimiento  y de la experimentación. Ensayos clínicos, revistas de prestigio, promotores de guías y protocolos, presentados tras una aureola de MBE han propiciado la  aceptación de  diagnósticos de enfermedades que no son tales, ampliado la edad de los grupos de riesgo, disminuido los niveles ideales de valores bioquímicos  y de constantes, consiguiendo con ello que todos nos sintamos enfermos, y ampliar así  extraordinariamente  las indicaciones de los fármacos, potenciando al extremo una polifarmacia supuestamente basada en la evidencia que no responde a una verdadera carga de enfermedad, y multitud de programas de cribado y detección y diagnostico precoz de enfermedades que en muchos casos solo han traído sobrediagnostico, gasto innecesario y sufrimiento.

   ¿Cuántas personas se preocupan de demostrar que  la investigación está contaminada, que es un fraude, que los diagnósticos están manipulados o son falsos, los datos solo están valorados  a corto plazo, los cuestionarios no están validados, y los resultados son estadísticamente significativos pero clínicamente irrelevantes?
El autor responde a estas duras preguntas de forma negativa alegando que “frente a  los millones que la industria se gasta cada año en promocionar su corrupta investigación clínica…. los críticos están  desorganizados, solo tienen  pancartas y un par de rotuladores para promover su mensaje, que  nadie quiere escuchar por tedioso y pesimista”
Sin duda es un artículo corto, de opinión,  que representa el juicio de su autor y no presenta datos,  ni ningún material ni siquiera argumentos objetivos en los que base algunos de sus supuestos fraudes, un artículo de los muchos sobre el tema que incita a la polémica que creo necesaria y conveniente aunque solo sea como elemento epistemológico que mantenga una adecuada dialéctica de contradicción que depure protocolos, consejos, guías… etc  que afectan a tantos millones de personas y que mueven un caudal ingente de recursos y esfuerzos no solo económicos. Sin duda en la declaración de conflictos de intereses la gran mayoría de los que no los reconocen, no mienten  y su afán en la investigación es buscar honradamente la verdad y el beneficio de todos,  pero en el mundo en que vivimos hoy la necesidad de ser un consumidor escéptico debe de aplicarse también a los médicos y su conocimiento, un escepticismo sano y critico que se debe de comenzar  a estimular  desde los cursos de formación en las facultades y escuelas de medicina.

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